El sentimiento es generalizado entre los diversos sectores sociales de esta parte del estado: no se nota el desarrollo de la infraestructura social. Es decir, no se ven nuevas pavimentaciones, no se arreglan los drenajes y fugas de agua potable, no pasa el carro de la basura, no sirve el alumbrado público, no hay medicamento en los hospitales públicos, vivimos con inseguridad, etcétera.
Cuando este mensaje de desilusión o desesperanza llega a oídos de funcionarios morenistas o de militantes de dicho partido, el argumento instantáneo es culpar al pasado reciente de los malos gobiernos prianistas.
A las voces críticas que denuncian el deterioro de los municipios les asiste la razón; no es golpeteo político de la oposición: son golpes económicos de la realidad que vienen a desmentir a esta supuesta izquierda.
Pero, como dijo un politólogo de izquierda, cuando le preguntaban sobre por qué la derecha estaba ganando terreno en América Latina y él contestaba: la derecha gana terreno en donde la izquierda llega prometiendo mucho y no da resultados concretos.
Y pienso que tiene razón. Un razonamiento lógico simple nos lleva a esta conclusión: en el terreno de la democracia burguesa, todo lo que sirva para desprestigiar al partido en el poder será aprovechado en el discurso y los hechos por la oposición hasta en los más mínimos detalles.
Para el caso de los municipios de Etchojoa, Navojoa y Huatabampo, que son los casos que revisaremos en este escrito, diremos, para aclarar, que durante los años 2022, 2023 y 2024 fueron gobiernos de la 4T quienes estuvieron al frente de los ayuntamientos. Y, por lo tanto, lo que se hizo o lo que se dejó de hacer son responsabilidad directa de ellos, puesto que además coinciden plenamente con los gobiernos morenistas a nivel estado y federación.
Con datos del Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización (ISAF) y tomando los datos de 2022 a 2024 sobre los municipios antes referidos, podemos observar, para comenzar, que los tres cierran este periodo con déficit:
Huatabampo - 9 millones 717 mil 786 de pesos.
Navojoa - 57 millones 867 mil 610 de pesos.
Etchojoa - 4 millones 922 mil 682 de pesos.
Primer dato (y nada nuevo): todos gastan más de lo que ingresan, lo cual nos lleva a la dinámica del endeudamiento constante, lo cual no sería algo forzosamente negativo, puesto que las ciudades más exitosas también recurren a la deuda. Sin embargo, en el caso de estos municipios, los ingresos más la deuda no se reflejan en obras.
Acerca del gasto en Inversión Pública (construcción, instalación y mejoramiento de infraestructura pública), los datos son alarmantes.
Contrastando el gasto de Inversión Pública respecto del total de egresos tenemos que: Huatabampo destina el 17.2 % a obras, Navojoa el 10.3 % y Etchojoa (sorprendentemente) el 27.4 %.
Ninguno de los tres ayuntamientos del valle del Mayo llega siquiera al 30 % de gasto en Inversión Pública para sus gobernados. Por el contrario, poco más del 60 % del gasto total se va en el pago del Gasto Corriente (nómina, pensiones, instalaciones, etcétera).
Con certeza podemos asegurar que las ciudades más desarrolladas y con mejor nivel de vida para sus ciudadanos no se hubieran materializado con gastos en inversión pública de apenas el 10 %, como es el caso de Navojoa.
Otro dato económico relevante sobre este corte de caja de tres años es el referente al capítulo de Impuestos (recaudación municipal de predial, ISAI, impuestos a espectáculos públicos, a actividades económicas, etcétera), que, complementado con las participaciones, debería poder dar solvencia a los municipios.
Naturalmente, los ingresos por Impuestos son raquíticos, puesto que los ingresos de los trabajadores también lo son. Huatabampo recauda por Impuestos, respecto del total de Ingresos, el 5.4 %, Navojoa el 9 % y Etchojoa (municipio más pobre del estado) el 1.8 %.
Viendo estos datos económicos, podemos concluir que a las voces críticas que denuncian el deterioro de los municipios les asiste la razón. No es golpeteo político de la oposición, más bien son golpes económicos de la realidad que vienen a desmentir a esta supuesta izquierda.
Ahora bien, se trata no sólo de señalar la enfermedad, sino, más bien, de proponer la cura. A este respecto, el Movimiento Antorchista Nacional ha venido insistiendo en la necesidad de una reforma fiscal progresiva que se centre en conciliar un pago de impuestos mayor en la clase multimillonaria del país, mientras que reduzca los impuestos a quienes viven al día o están desempleados.
Para dejar en claro el grado de desigualdad en la distribución de riqueza, mencionaremos que, de acuerdo con Oxfam, los dos hombres más ricos de México tienen más riqueza que la de 334 millones de pobres en Latinoamérica y el Caribe.
Puesto que, en esta dinámica de solucionar todos los atrasos con recursos propios, los ayuntamientos no saldrán adelante, es importante insistir en la reforma fiscal progresiva que permita al estado mayores ingresos que incidan directamente en el gasto social de infraestructura.
También, de acuerdo con el modelo económico de Antorcha, para elevar la calidad de vida de nuestros trabajadores es requisito indispensable y tarea del estado generar empleos para toda la población en edad de trabajar, a la par que se mantenga un incremento salarial por arriba de la inflación.
Sin embargo, hasta la fecha, ni los alcaldes municipales protestan por el estado de sus municipios, ni los diputados gestionan más recursos, ni la federación reacciona.
Por lo anterior, la tarea vuelve a recaer en las clases pobres del país: organizarse, educarse políticamente y luchar por un mejor país. Morena en el sur de Sonora queda a deber.
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