MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El costo de la negación: un gobierno sin responsabilidad

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El Gobierno Federal enfrenta hoy una crisis de legitimidad que no puede ignorarse, la inseguridad en ascenso, el deterioro de la infraestructura carretera, hospitalaria y educativa, además de los constantes desastres urbanos como las inundaciones en la Ciudad de México, son pruebas claras de que las promesas de transformación se quedaron en el discurso. Mientras tanto, el foro de la conferencia mañanera, lejos de ser un espacio de rendición de cuentas, se ha convertido en una tribuna política donde se pretende vender al pueblo un discurso a modo, lleno de evasivas, “otros datos” y negativas rotundas a responder preguntas incómodas para la presidenta.

La realidad no puede maquillarse con frases hechas ni con estadísticas acomodadas, hoy se vive un deterioro cotidiano que se refleja en los caminos llenos de baches y socavones que dañan los vehículos de los ciudadanos; en hospitales colapsados que no tienen capacidad para atender emergencias; en escuelas con techos que se caen, sin insumos básicos y sin un proyecto serio para el futuro educativo del país. Esta es la verdadera fotografía del país.

En el tema de inseguridad, a pesar de los discursos oficiales que intentan minimizar la violencia, los datos son contundentes: homicidios, desapariciones y extorsiones continúan en cifras alarmantes. Familias enteras viven con miedo, comunidades han sido desplazadas y carreteras se han vuelto zonas de riesgo. Y ante esta terrible realidad, los funcionarios insisten en presentar porcentajes a la baja, como si al negar el problema este fuera a desaparecer.

Otro aspecto al que se debe poner puntual atención es al deterioro en el sistema de carreteras, situación que se puede observar y padecer en todo el país. Carreteras plagadas de baches, puentes en riesgo, vialidades destrozadas que afectan la economía y la seguridad vial. Y se debe mencionar ya que la presidenta del partido Morena, Luisa María Alcalde, recientemente declaró que “cuando gobierna morena no hay baches, cuando gobierna morena no hay problemas de drenaje, cuando gobierna morena no hay problemas de alumbrado público”. Esa declaración, lejos de ser un desliz, demuestra la desconexión absoluta de la clase política con la vida cotidiana de millones de mexicanos que, cada día, gastan dinero que no tienen en reparar los daños a sus autos provocados por socavones y carreteras destruidas. Esas palabras son la evidencia más clara de un gobierno que no pisa la calle y que no entiende lo que significa vivir en carne propia el deterioro de la infraestructura nacional.

Lo que está ocurriendo en la capital del país es el claro ejemplo de que lo que se dice no es lo que se hace. No hay día en que no salga en las noticias la formación de nuevos socavones, que, incluso, se “tragan” camiones enteros, pero para el gobierno que es morenista, eso no es un problema, es algo que puede pasar en cualquier parte del país. Otra vez negando su responsabilidad de manera tajante. 

Por otro lado, insisto en que la conferencia mañanera debería ser un espacio de transparencia, de rendición de cuentas, de diálogo directo con el pueblo. Pero la realidad es otra: se ha convertido en un escenario cuidadosamente diseñado para reforzar un relato oficial que niega la crisis. Se evade cualquier cuestionamiento serio, se ataca a los críticos, se minimizan las tragedias y se repite hasta el cansancio la idea de que todo va bien.

El pueblo mexicano merece un gobierno que enfrente la realidad, no uno que la niegue. La política no puede reducirse a propaganda, porque mientras se insiste en vender una narrativa triunfalista, los problemas se agravan. Negar la realidad no ayuda, solo empeora la situación.

Aquí viene la contraparte, pues la mayor responsabilidad, sin embargo, no recae únicamente en quienes gobiernan. También corresponde al pueblo mexicano reflexionar, ser crítico y dejar de aceptar discursos vacíos a cambio de unos cuantos pesos. La dignidad no puede venderse en programas clientelares ni en promesas que nunca se cumplen.

El pueblo debe aprender a exigir resultados reales, a demandar transparencia y a no dejarse manipular por narrativas construidas desde el poder. México necesita ciudadanos informados, críticos, conscientes de que su voto y su voz son herramientas para transformar la realidad, no para perpetuar gobiernos incapaces.

La democracia se construye desde la exigencia, desde la vigilancia ciudadana y desde la responsabilidad compartida. Los mexicanos deben decir basta: basta a la inseguridad, basta a la infraestructura colapsada, basta a los discursos engañosos, basta a la negación de la realidad.

La crisis por la que está atravesando nuestro país es muy evidente, claro que el gobierno tiene mucha responsabilidad, y seguirá negando la realidad hasta que el gigante dormido, es decir el pueblo, se despierte y exija con una sola voz un verdadero cambio, y si morena no quiere corregir el rumbo, buscar nuevas opciones, el tiempo avanza y el descontento también. Ahí está la tarea y vamos a luchar por cumplirla.  

 

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