MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La cultura mexicana defiende a los estudiantes oaxaqueños

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En México la cultura nunca ha sido del agrado de los poderosos, hay que recordar que los grabados de José Guadalupe Posada criticaron las injusticias del porfiriato hasta las canciones de protesta que acompañaron los movimientos sociales del siglo XX. 

El arte mexicano ha sido termómetro y termitas de los regímenes opresores. Hoy, ese espíritu rebelde resurge con fuerza: miles de artistas alistan sus instrumentos, sus voces y sus cuerpos para decirle a Oaxaca y a México que no permitirán la persecución de estudiantes que sólo buscan educarse.

Los hechos en Oaxaca avergüenzan a cualquier mexicano que crea en la justicia. Tres agresiones consecutivas han demostrado que existe una campaña organizada para despojar a los jóvenes de sus espacios educativos.

Los hechos en Oaxaca avergüenzan a cualquier mexicano que crea en la justicia. Tres agresiones consecutivas (23 de enero, 26 de abril y 5 de agosto) han demostrado que existe una campaña organizada para despojar a los jóvenes de sus espacios educativos.

Lo más grave es la complicidad del silencio de las autoridades correspondientes, mientras grupos de choque y autoridades municipales violentan albergues estudiantiles, el gobierno estatal mira hacia otro lado. ¿Acaso creen que el pueblo mexicano permanecerá indiferente ante tal vileza?

El próximo 30 de agosto, la respuesta resonará en todas las plazas del país: decenas de grupos culturales realizarán simultáneamente actos de protesta artística. No será una jornada de folclorismo vacío, será el grito organizado de quienes entienden que la cultura es la última trinchera de la dignidad nacional. Cada danza, cada poema, cada nota musical llevará un mensaje claro: la inteligencia y la sensibilidad de México rechazan la barbarie en Oaxaca.

Esta movilización tiene un significado profundo. Los mismos jóvenes que hoy defienden sus albergues son los que durante años han llevado teatro a comunidades marginadas, música a regiones olvidadas y poesía a donde sólo llegaba el ruido de la violencia. Porque en los albergues de Oaxaca no sólo se forman profesionistas, se forjan artistas que mantendrán viva la memoria de nuestro pueblo.

La solidaridad artística que nace estos días trasciende lo simbólico. Cuando un bailarín del Estado de México levante los brazos en danzón, estará protegiendo simbólicamente a los estudiantes de Oaxaca. 

Cuando un poeta en Tlaxcala recite versos de lucha, estará denunciando la impunidad. Cuando un coro de Veracruz entone canciones populares, estaremos tejiendo una red de protección cultural alrededor de los compañeros oaxaqueños. Y así, en cada artista en cada estado de nuestro país, este 30 de agosto, el arte demostrará que puede ser escudo y espada cuando la ley falla.

Invitamos a todos los mexicanos a sumarse a esta jornada cultural: a los artistas consagrados, su voz tiene peso moral; a los medios de comunicación, su cobertura puede salvar vidas; y a los gobiernos estatales y federal les advertimos, México está al pendiente y la cultura popular ha despertado, y no descansará hasta que se devuelvan los albergues, se castigue a los culpables y se garantice el derecho a la educación y al arte para todos. La historia nos juzgará por cómo defendimos a nuestros jóvenes hoy.

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