MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México estrangulado

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A México le está yendo muy mal. No sólo por las inundaciones que azotan a diversas entidades del país, sino también por las amenazas que hoy se cumplen por parte de campesinos, productores y transportistas, quienes, cansados de la indiferencia oficial, han recurrido a marchas y megabloqueos que prácticamente han estrangulado al país.

El Estado mexicano ha sido rebasado por las bandas criminales que actúan con total impunidad, transitando por carreteras y pueblos sin ser detenidas por autoridad alguna, como si contaran con permisos especiales.

Mientras tanto, el gobierno de la llamada 4T se mantiene en su acostumbrada postura de no resolver los problemas de miles de compatriotas, acumulando demandas que ya pesan demasiado en el morral de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

La inseguridad, la crisis económica, el abandono al campo, la falta de servicios médicos y la descomposición social son los temas que más lastiman la vida diaria de los mexicanos. La violencia se ha convertido en una sombra permanente: asesinatos, desapariciones forzadas y feminicidios son el pan de cada día.

El Estado mexicano ha sido rebasado por las bandas criminales que actúan con total impunidad, transitando por carreteras y pueblos sin ser detenidas por autoridad alguna, como si contaran con permisos especiales. En varias regiones, los grupos delincuenciales ya ejercen su propio gobierno: deciden qué se celebra, qué se vende y quién entra o sale.

Sin embargo, en las acostumbradas “mañaneras”, se insiste en que todo va bien, que la seguridad avanza y que el país camina hacia la paz. Pero lo cierto es que lo que se respira en muchas comunidades es una paz de panteones.

En materia de salud, el panorama es igual de desolador. El gobierno emanado de Morena no ha logrado garantizar la atención médica ni el abasto de medicamentos. El fracaso del Insabi y las promesas incumplidas del IMSS-Bienestar dejan en claro que ni siquiera se ha igualado el servicio que brindaba el extinto Seguro Popular.

En educación, la situación tampoco mejora. Se recortan recursos a universidades, se abandonan las escuelas públicas y no se destinan fondos para nuevas instituciones ni para remodelaciones. Se habla de excelencia académica, pero no se construye ni una base sólida para alcanzarla.

El combate a la pobreza, por su parte, se ha reducido a la entrega de apoyos económicos, que si bien alivian temporalmente a algunos sectores, no resuelven el fondo del problema.

Se trata de una medida tramposa: por un lado se reparten dádivas y por el otro se permiten incrementos constantes en los precios de la canasta básica, los energéticos y los servicios.

Basta mirar los estados afectados por las recientes inundaciones para entender el tamaño del abandono. Miles de familias lo perdieron todo y siguen viviendo entre el agua y el lodo, enfermas y sin recibir ayuda efectiva. Mientras tanto, el gobierno federal parece más interesado en sostener su narrativa triunfalista que en brindar soluciones reales.

Frente a este panorama de caos y desamparo, destaca la existencia de una organización sólida y comprometida: Antorcha Nacional. Por décadas ha trabajado al servicio del pueblo, protegiendo a las clases más necesitadas sin depender de las dádivas del gobierno.

Pero lejos de reconocer su labor, el régimen morenista ha intentado eliminarla, difamándola, acosando a sus líderes y violando sus derechos. Algunos de ellos, incluso, han sido asesinados impunemente.

A pesar de todo, Antorcha sigue viva, sigue luchando, y su fuego no se apaga. Su compromiso con los pobres de México la ha convertido en una esperanza real de cambio, en una fuerza que crece y que algún día podría convertirse en el mejor gobierno que haya tenido la nación.

Las marchas y megabloqueos que hoy estremecen al país son el reflejo de una nación que ya no aguanta más. Son la respuesta al abandono, al engaño y a la simulación.

Hoy, México está estrangulado por la indiferencia, la violencia, la pobreza y la mentira. La 4T presume logros que sólo existen en el discurso, mientras en la realidad el pueblo sobrevive en medio de la desesperanza.

Hablan de un país libre de corrupción, con justicia y bienestar, pero ese país no existe: sólo vive en sus sueños. Porque cuando despiertan, se enfrentan como todos nosotros a la pesadilla de la realidad llamada México.

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