En algunos medios nacionales, se está presentando un debate público para saber la verdad sobre si el número de pobres en el país ha disminuido en las cifras que informó la presidenta Claudia Sheinbaum en una conferencia mañanera, o no es así.
Conocer la verdad es muy importante para la vida y el bienestar de todos los mexicanos, sobre todo de los más pobres; pues, si el gobierno afirma que la pobreza en México está disminuyendo como dice, en esa misma medida disminuye, entonces también su obligación de combatirla y el desamparo oficial va a aumentar.
Julio Boltvinik Kalinka criticó duramente las estadísticas de reducción de pobreza presentadas por Claudia Sheinbaum, calificándolas como falsas y producto de la manipulación de datos.
Por un lado, y como fuente del debate, tenemos los datos informados por Sheinbaum que proceden de la última estadística aportada por el Inegi, que, conforme a ellos, se afirma que la pobreza en México disminuyó significativamente entre los años que van de 2022 y 2024, en 13 millones 400 mil personas que salieron de esta condición. Según esto, la pobreza extrema también se redujo, pasando de 9 millones 100 mil a 7 millones de personas.
Estos datos, seguramente que como a mí, también sorprenden grandemente a los millones y millones de mexicanos que aun sufren en carne propia los estragos que genera la pobreza y la pobreza extrema; pues, la falta de empleo y salarios remuneradores, la falta de atención, equipo e infraestructura de salud, la falta de mejora y espacio suficientes en materia educativa, la falta de infraestructura urbana pública y otros servicios más, es muy evidente.
Por el otro lado del debate, tenemos una entrevista que le realizó un medio digital nacional al reconocido economista e investigador del Colegio de México (Colmex) Julio Boltvinik Kalinka; el investigador criticó duramente las estadísticas de reducción de pobreza presentadas recientemente por la presidenta Claudia Sheinbaum, calificándolas como falsas y producto de la manipulación de datos. Dijo así el economista: “Estas estadísticas son más falsas que una moneda de dos pesos cincuenta centavos”.
Para dar sustento a su crítica, el economista dijo en la misma entrevista que en días siguientes daría a conocer públicamente los datos documentados de que dispone como prueba de su afirmación. Y, por lo que podemos ver ya en algunos medios digitales, sus datos y su opinión ampliada están ya circulando.
Boltvinik nos da en su opinión una guía para orientarnos en el análisis que hagamos en busca de la verdad; el economista define lo que debemos confrontar en nuestra investigación: por un lado, la Pobreza Medida (PM), que es a la que se refieren Inegi y la presidenta, que procede de la implementación de métodos estadísticos de gabinete; por otro lado, la Pobreza Real (PR), que es la que vemos por todos lados en el país, y es a la que se refieren los datos del investigador del Colmex.
Tocará ahora, entonces, a todos los mexicanos, sobre todo aquellos de los más informados, luego de atenernos a las condiciones de vida en que sufrimos, saber quién dice la verdad y quién dice mentiras sobre este tema.
Para no anticiparme a conclusiones apresuradas, y dado que este es un tema de importancia para todos los mexicanos, no diré más por hoy sobre los detalles de la opinión que me genera el debate que se ventila en los medios sobre la pobreza en su escala nacional. Ya habrá tiempo suficiente para ello después.
No obstante, mi aclaración: dado que en las estadísticas del Inegi aparece el Estado de Colima como el lugar con el mayor porcentaje de personas que salieron de la pobreza, quisiera adelantar algunas ideas que pudieran interesar a la opinión pública que me hace el favor con su atención.
En relación al tema que analizamos, la gobernadora colimense, Indira Vizcaíno, afirmó en su programa “Diálogos por la Transformación” que los datos aportados por el Inegi significan “…una reducción de 50.5 % de personas en pobreza, pasando de 219 mil 800 personas viviendo en Colima en esta situación en 2018, a 108 mil 800 personas en 2024, pues se pasó del 30.4 % de colimenses que vivían en pobreza en 2018, a sólo 15 % que enfrenta hoy esa situación; estamos hablando … de que la mitad de los colimenses que vivían en pobreza ya no la padecen”.
Para el objetivo de la opinión de hoy, no es necesario ajustar la información al periodo de informe al que referí líneas arriba conforme a los datos nacionales de Inegi. Además, como ya dije, por hoy no es mi intención afirmar ni negar aún la información que nos da la gobernadora.
En su glosario digital, el extinto Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dijo: “Una persona se encuentra en situación de pobreza cuando tiene al menos una carencia social (de rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación) y su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias”.
Entonces, si tomamos en cuenta lo dicho por Coneval, y luego lo comparamos con los datos que nos da la gobernadora, resultaría que en Colima, al día de hoy, tenemos ya a 111 mil colimenses que ya no padecen “rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación; y que además, su ingreso ya les es suficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades…”. ¿Esto es cierto?
Dado el tamaño en territorio y población del Estado, si aceptamos que esto es cierto, entonces es legítimo preguntar: ¿quiénes son esos colimenses que salieron de la pobreza? ¿dónde están, dónde viven, qué comen, dónde se curan, a cuál escuela van sus hijos, en dónde hacen sus compras semanales, dónde compran su ropa y calzado, dónde se divierten? Y lo más importante, ¿en dónde trabajan, dado que ya su salario les alcanza para sostener bien a su familia?
En Colima, para dar sustento a las estadísticas oficiales que se pregonan, es absolutamente necesario, y posible, que el gobierno nos presente en carne y hueso a esos pobres que, por obra y gracia del milagro de un método estadístico, ya han dejado atrás la maldición de la pobreza que sufrían. Ojalá que así sea.
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