Estamos a unas semanas de cerrar el año 2025. En este año ha habido toda una serie de anomalías en los distintos niveles de gobierno, no sólo con las elecciones del poder judicial, las reiteradas manifestaciones de descontento y varias declaraciones de los de Morena atacando a Morena, sino que también hemos visto denuncias de eso que dijeron que ya se había acabado y que sólo ocurría en “otros gobiernos”: la famosa y tan mencionada corrupción apareció en sus más altos niveles, demostrando con ello que no es el partido el que está mal, sino el sistema en el que se desarrollan.
Este año ha sido uno de los más decisivos para el pueblo mexicano, pues ha visto que todas esas promesas que hicieron en las pasadas campañas quedaron en el olvido.
Ante todo eso, el pueblo ha venido resistiendo, levantando la voz y exigiendo justicia, exigiendo ser escuchados y que se dejen de charlatanerías y que los gobiernos se pongan a trabajar; sin embargo, los resultados han sido pocos, pues han puesto en marcha, con mayor inversión, una píldora adormecedora que llaman “programas sociales”, mismos que han salido de los impuestos del pueblo trabajador y que se venden bajo el discurso de: Morena regala una tarjeta al más necesitado, sin Morena esto no hubiese sido posible.

Los antorchistas debemos tener claro cuál es el papel que juegan estos apoyos, que sólo aclientelan al partido en el poder y que no aligeran la carga de la difícil situación, pues sólo alcanzan para comer algunos días; pero los males que aquejan al país siguen ahí, siguen lacerando a las capas más olvidadas, ya sea desde la puerta de su casa, cuando no alcanza para comprar la canasta básica, o desde la falta de medicamentos, programas para la vivienda popular, buenos salarios u otros servicios que por derecho nos corresponden.

Este año ha sido uno de los más decisivos para el pueblo mexicano, pues ha visto que todas esas promesas que hicieron en las pasadas campañas quedaron en el olvido: ni salud, ni educación, ni tecnología, vivienda, gasolina barata, y la lista sigue… nada de eso se pudo cumplir; contrario a todo ello, el pueblo se encontró con represión, una política de cero críticas y una presidenta que le apuesta a la vanidad, con concentraciones masivas con cargo al erario.

A pesar de todo ello, está claro que no todo está perdido, pues hoy está claro que el pueblo tiene la última palabra y que, a pesar de que digan que “fueron los del pasado”, ahora el pasado han sido ellos mismos, y que le toca al pueblo tomar las riendas del país, exigiendo justicia social, exigiendo que se cumplan mínimamente las promesas con las que mejoraría la calidad de vida de todos y no solamente de algunos.

“No queda de otra”, más que apechugar, organizar y politizar; esa es la tarea del antorchismo, estamos a punto de comenzar un nuevo año y debemos estar conscientes de que no hay tarea primordial para todos nosotros más que la unidad, la organización y la educación, pues estas serán las bases para seguir creciendo, como lo hemos venido haciendo durante estos más de 50 años; demostrando que nuestra fuerza radica en el ideal, la lucha y la organización
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