Inicia el ciclo escolar y la preocupación de la liquidez económica de las familias para cubrir gastos en las escuelas crece. Lo que debería ser una garantía para los miles de estudiantes en nuestro país se ha vuelto una carga insostenible.
El abandono escolar es consecuencia de múltiples factores: rezago educativo, exclusión social, desigualdad económica y, en muchos casos, la lejanía de las escuelas respecto al hogar de los estudiantes.
Este lunes 1° de septiembre, según cifras oficiales de la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEPE-USET), en el regreso a clases del ciclo actual se registraron: 61 mil 81 estudiantes en educación media superior y 43 mil 62 estudiantes en educación superior.
Aunque este regreso debería significar un paso hacia la superación académica, para miles de familias representa, en realidad, una profunda preocupación económica. El gasto en útiles escolares, uniformes y cooperaciones escolares rebasa la capacidad de sus bolsillos.
Cientos de padres de familia se ven obligados a recortar sus gastos básicos para poder cumplir con las exigencias del nuevo ciclo escolar. A esta problemática se suman los jóvenes de nivel superior. Sin embargo, datos del Inegi correspondientes al ciclo 2023-2024 revelan que, de cada 100 estudiantes en Tlaxcala: nueve abandonaron la educación media superior y 6.3 abandonaron la educación superior.
El abandono escolar es consecuencia de múltiples factores: rezago educativo, exclusión social, desigualdad económica y, en muchos casos, la lejanía de las escuelas respecto al hogar de los estudiantes, lo que incrementa los gastos de transporte, materiales y alimentación.
Frente a esta realidad alarmante, la educación de los jóvenes tlaxcaltecas requiere acciones urgentes que ayuden a mitigar los gastos y garanticen condiciones dignas para que los estudiantes puedan continuar su formación.
En este sentido, Isaías Chanona, dirigente de Antorcha en Tlaxcala, ha señalado que el Movimiento Antorchista mantiene en todo el país las Casas del Estudiante, espacios que brindan alojamiento y servicios básicos a jóvenes de escasos recursos. Estas casas no sólo garantizan un lugar cercano a las instituciones educativas, sino que también representan un apoyo real para las familias que no podrían costear dichos gastos por sí solas.
Además de ofrecer techo y alimentación, las Casas del Estudiante impulsan un plan integral de desarrollo humano: fomentan la cultura, el arte y el deporte, y buscan que los jóvenes adquieran una conciencia crítica y de clase. Se forman hombres y mujeres que no sólo persiguen un título universitario, sino que se preparan para luchar por transformar la sociedad, defendiendo los intereses del pueblo trabajador frente a un sistema que pretende reducirlos a simples piezas de mano de obra barata.
La experiencia del Movimiento Antorchista Nacional demuestra que tiene un plan bien trazado para la educación en nuestro país. Antorcha en Tlaxcala no es una excepción, pues mantienen su albergue estudiantil en la capital, además de ser el único albergue estudiantil a nivel superior reconocido en la capital, dando oportunidad a todo aquel que quiera seguir superándose y que se incline por las causas justas.
Antorcha en Tlaxcala demuestra con su Casa del Estudiante Tlahuicole que la educación popular y organizada sí es posible y que, cuando existe compromiso social, los jóvenes pueden aspirar no sólo a terminar una carrera, sino a convertirse en agentes de cambio para su comunidad.
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