México se encuentra en situación sumamente peligrosa, con riesgo de perder su soberanía como nación y su autonomía, desde las constantes agresiones de diversa índole puestas en práctica por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por lo que Antorcha Nacional ha lanzado el llamado a todos los compatriotas para salir en defensa de nuestro país, antes de que sea demasiado tarde.
México se encuentra ante un riesgo real de perder su soberanía y sus riquezas naturales frente al intervencionismo estadounidense encabezado por Donald Trump, y sólo un pueblo informado y unido podrá defenderlo.
Lejos de pugnar por mantener la hermandad entre ambas naciones, Trump ha elegido el camino de la confrontación sistemática, con acciones reprobables que deben llamar la atención de todo el mundo, pero principalmente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras más, que no deben permitir la aplicación arancelaria de Estados Unidos a México, que ya está causando severos estragos a la economía de nuestro país con despidos masivos de trabajadores y cierre de empresas.
Tampoco se debe permitir la feroz persecución de nuestros compatriotas que se dedican a laborar en territorio gringo, llegando a la estupidez de crear granjas humanas que reman en contra de todas las libertades y que rayan en la criminalidad misma al mantener a padres separados de sus hijos y encadenados en reducidos cuartos como si se tratase de animales o de peligrosos delincuentes, después de que todos ellos han entregado su fuerza laboral para mantener el crecimiento económico del imperio estadounidense.
Mucho menos se debe permitir que las acusaciones lanzadas por Donald Trump en contra de México, por la existencia de bandas criminales que trafican con fentanilo, sean el motivo principal para el intervencionismo armado en nuestro país, sin que Estados Unidos revise primero que, si existen esas células criminales, se debe a que el gobierno trumpista ha permitido el tráfico de armamento mediante el cual ejercen su poderío dichos grupos frente al gobierno mexicano, y debe aceptar que su pueblo es el principal consumidor de drogas y alcohol, para poner fin a esa demanda tan necesaria para sus compatriotas, en el entendido de que dicho mercado no avanzaría si se terminara la demanda.
El llamado de los antorchistas mexicanos a defender la patria de las balandronadas de Trump es importante, porque si hemos visto la debilidad de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para establecer un reclamo justo a su colega estadounidense, debe ser el pueblo unido el que brinde la respuesta de frenar tan estúpidas atrocidades.
De acuerdo con el escrito de Guadalupe Orona Urías: “Desde antes de que asumiera la Presidencia de Estados Unidos, en su segundo mandato, Donald Trump inició una serie de pronunciamientos y declaraciones que reflejaban ya, claramente, sus intenciones e intereses de apropiación e intervención en nuestro país; quiere, como lo hemos dicho en otras ocasiones, a México, pero sin mexicanos; quiere su territorio y sus riquezas naturales, que son muchas con las que cuenta nuestro país.
Lo que está haciendo Trump, el imperio y el llamado Estado profundo es apropiarse de riquezas a través del despojo de otras tierras del mundo, posicionarse en otras regiones donde pueda atrincherarse y volver a tener poderío.
Además, obviamente, tiene dentro de sus ejes fundamentales recuperar el poder y la hegemonía mundial que durante décadas ha detentado, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial; poder que ha venido a menos ante el surgimiento de un bloque de países del llamado Sur global, encabezado por Rusia y China, y porque su país se ha tornado improductivo: ‘La llamada desindustrialización’ de Estados Unidos, que, buscando la máxima ganancia, perdió su capacidad productiva, reteniendo sólo la palanca financiera, sus dólares, bolsas de valores y fondos de inversión, estructuras económicas parasitarias que más que producir succionan riqueza.
En esta estrategia globalizada inmediatista, los capitalistas priorizaron el valor de las acciones sobre la producción real. Pero la riqueza, como dice Marx, es el cúmulo de mercancías producidas, y en consecuencia debemos aceptar que Estados Unidos produce menos riqueza, y debe adquirirla en el exterior crecientemente”.
Así entonces, Estados Unidos quiere recuperarse económicamente a través de la imposición de aranceles a casi todos los países del mundo, a tirios y troyanos, y de la industria de la guerra, el comercio armamentista, de la ocupación de territorios extranjeros y del saqueo de sus riquezas naturales.
La amenaza de los aranceles a México (y a otros países) se ha hecho efectiva con el argumento o pretexto de la migración, del tráfico de drogas y de las relaciones comerciales de México con China, que no gustan a Trump.
Pero, realmente, lo que está haciendo Trump, el imperio y el llamado Estado profundo, que realmente gobierna Estados Unidos a través de un monigote supermillonario llamado Donald Trump, es apropiarse de riquezas a través del despojo de otras tierras del mundo, posicionarse en otras regiones donde pueda atrincherarse y volver a tener poderío. En esa tesitura, México es un bocado apetitoso, y está a la vuelta de la esquina.
Apenas el miércoles 16, Donald Trump declaró que: “Los cárteles de la droga tienen un control muy fuerte sobre México” y dice: “No podemos permitir que eso suceda”. Ya antes había declarado a los cárteles de narcotráfico mexicanos como organizaciones “terroristas” globales (El Universal).
Trump señaló también que “Los cárteles del narcotráfico tienen un fuerte control sobre México y que es algo que su país no puede permitir”. Y agregó: “Las autoridades mexicanas están petrificadas. Les aterra ir a sus oficinas. Les aterra ir a trabajar porque los cárteles tienen un tremendo control sobre México, los políticos y las personas que son elegidas”. En los últimos meses, Trump ha dicho varias veces que los narcotraficantes dominan México.
La verdad es que el mandatario gringo ha enloquecido de poder; piensa que todas las naciones del mundo deben ponerse de rodillas ante él, repitiendo la grave condición hitleriana que se pensaba ya había llegado a su final.
Y advierte Guadalupe Orona:
“Primero: es cierto que nuestro país vive una crisis terrible de inseguridad y violencia, agudizada, como lo hemos mencionado en otras ocasiones, desde el gobierno de López Obrador que, con su política de ‘abrazos y no balazos’, daba protección de facto a la delincuencia organizada; ha sido el sexenio más sangriento de la historia reciente de México y la violencia sigue imparable, teniendo como víctimas a miles de mexicanos inocentes.
Segundo: Donald Trump está usando como pretexto el tráfico de drogas a su país para preparar una intervención en México, y me temo que no sea pacífica; seguramente, como lo vemos en el mundo, usando su inmenso poderío militar. Aquí caben algunas preguntas: ¿Quién recibe y distribuye la droga en Estados Unidos? ¿Qué capo gringo está detenido?
México es un pueblo despolitizado, al que no se le habla de política y de geopolítica y, por lo tanto, propenso a la manipulación; un pueblo al que se ha dividido y sometido, con cierta dosis de ingenuidad, a una política receptora de apoyo monetario: recibir dádivas oficiales, pero sin resolver de fondo los graves problemas por los que atraviesa; no se le está informando verazmente ni llamando a adquirir conciencia de los peligros que le acechan. Y esta situación debe cambiar, porque de lo contrario no habrá manera de defender esta patria, que es la única que tenemos”.
El llamado de Antorcha resulta sumamente importante en estos momentos para mantener unidos a los mexicanos, porque debemos estar ciertos del peligro que corremos sobre un intervencionismo estadounidense perpetrado por un presidente que parece emular a Hitler, llamado Donald Trump.
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