Esta es una muy buena noticia: ¡Tecomatlán vuelve a ser la sede del Encuentro Nacional de Teatro más importante del país! La “Atenas de la Mixteca”, desde hace varios años, se ha convertido en un municipio ejemplo a nivel nacional —y también a nivel mundial, lo digo con seriedad— porque es un municipio que, dado su gran desarrollo en infraestructura logrado por la dura lucha de los antorchistas tecomatecos y de todo el país, se ha convertido en un centro que atrae a decenas de miles de jóvenes de varios estados para estudiar la secundaria, la preparatoria y la universidad, pues ahí encuentran casas del estudiante (con todo lo necesario para hospedarse, comer y las condiciones para estudiar), así como mucha tranquilidad por la seguridad que prevalece, porque no es un municipio con problemas de drogas ni todos los males que genera la delincuencia, sino más bien uno en donde hay canchas deportivas abiertas al público, clubes culturales cada tarde para que los alumnos bailen, dancen, canten, aprendan a tocar un instrumento, actúen, dibujen o aprendan el bello arte de la declamación y la oratoria; un auditorio que ha sido sede de las Espartaqueadas Culturales y en donde ahora, recién inaugurado el 5 de abril, hay un teatro colosal, hermoso por su diseño y arquitectura, moderno en sus instalaciones de audio y luces, así como gigantesco porque tiene capacidad para 2 mil 200 personas sentadas para ver un espectáculo escénico. Me refiero al Teatro “Aquiles Córdova Morán”, que se compara o es superior —sin por eso querer sonar presuntuoso— a los teatros de las ciudades más importantes del país y de la capital de la República.
El Teatro “Aquiles Córdova Morán” de Tecomatlán fue construido, en gran medida, con recursos económicos del Movimiento Antorchista Nacional en el periodo en el que el expresidente Andrés Manuel López Obrador ordenó la cancelación de cualquier obra de infraestructura que encabezara nuestra organización ante cualquier dependencia municipal, estatal y federal, sin importar que la obra se tratara de una necesidad ciudadana real. “Nada para Antorcha. Esa es la orden del presidente”, nos decían en cada oficina. La cancelación de las peticiones de la “Antorcha mundial” fue parte de la campaña de liquidación que impulsó durante todo su sexenio López Obrador, misma que incluyó amenazas de cárcel contra los principales líderes, cancelación de cuentas bancarias por la persecución de la UIF, golpeteo mediático diario desde las conferencias mañaneras de AMLO, así como campañas de desprestigio a nivel nacional usando para ello lo más vulgar de la propaganda negra.
La idea de Morena era destruirnos, a la mala. No ganándonos en ideas ni demostrándonos que nuestra lucha contra la pobreza era innecesaria porque había llegado el gobierno de “primero los pobres” al poder presidencial; más bien, con amenazas, cárcel y represión directa en los estados en donde Antorcha tiene más fuerza política, como en Puebla, en donde el difunto Miguel Barbosa secundó la persecución contra nosotros. Y no lo lograron. Antorcha —a diferencia de la gran mayoría de las organizaciones o grupos políticos— resistió con valor, energía, trabajo y porque centenas de miles de pobres saben que nuestra lucha es justa y que tenemos razón. Murió Barbosa. Salió AMLO. Y aquí seguimos, creciendo, trabajando y educando a miles de mexicanos más.
Pero no solo sobrevivimos. Cuando Morena pensaba que nos aniquilaba, nosotros hicimos grandes cosas. Una de ellas —impactante por todo lo que implica— fue la construcción del Teatro “Aquiles Córdova Morán”, que es la cereza del pastel del trabajo artístico de Antorcha. El frontispicio del teatro es una réplica del Partenón de Atenas y la escultura reproduce la batalla de los lapitas contra los centauros, en la que son derrotados luego de que en la boda de Hipodamía y Pirítoo, los centauros alcoholizados quisieron violar a la desposada y raptar a las invitadas. Teseo encabezó a los lapitas para enfrentar a los centauros en una sangrienta guerra. Los griegos retomaron esta leyenda para simbolizar la victoria de la civilización racional sobre la fuerza bruta de la barbarie. En el lobby del teatro, te recibe una escultura del héroe griego Aquiles que encabezó a los mirmidones —guerreros de Tesalia—en la conquista de Troya por allá de 1,200 antes de nuestra era, historia que retoma Homero en la “Ilíada”. Ahí mismo, antes de ingresar a la sala, están las esculturas de las nueve musas griegas, inspiradoras de las artes y las ciencias, hijas de Zeus: Calíope, Clío, Erató, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpíscore y Urania. En la sala, 2 mil 200 cómodas butacas en dos pisos (la gente siempre entra de manera gratuita a todos los eventos y esa es una excepción que solo se puede hacer en un teatro pensado, aquí sí, para que el pueblo trabajador disfrute del arte) y frente a todos, atrás del telón, un amplio escenario moderno, con todo lo que un teatro de primera línea necesita para la representación de las puestas en escena, eventos dancísticos o musicales, con un foso de orquesta. ¡Es un gran teatro! ¡Y está en Tecomatlán! La cuna de Antorcha se suma a la vanguardia del arte en México y el mundo.
Dije al inicio que el Encuentro Nacional de Teatro regresa a Tecomatlán. Y es cierto. Antes de 1998, el concurso de teatro antorchista se realizaba en el marco de la Espartaqueadas Culturales que tenían como foro el histórico Auditorio “Clara Córdova Morán”. Entonces iniciaba entre nosotros el arte dramático. Aún recuerdo que, cuando niño, me tocó participar en una pequeña pero bonita puesta en escena sobre Don Quijote de La Mancha, en ese mismo teatro, en la que participábamos los niños que entonces estudiábamos en la Primaria Oficial “Miguel Hidalgo”. Pero como el teatro empezó a florecer en Antorcha y cada año aumentaba el número de puestas en escena, entonces la Comisión Cultural propuso la realización de un evento exclusivo de teatro para que todos los que quisieran pudieran participar. En 1998, se realizó el Primer Encuentro Nacional de Teatro, realizado el sábado 28 y domingo 29 de noviembre de 1998, en el Teatro “Diego Rivera” de la colonia Juárez de la Ciudad de México. Ya vivía yo en la capital del país en donde estudiaba la preparatoria. Me enteré y asistí muy contento; recuerdo con cariño haber visto la puesta en escena “Bodas de sangre”, de Federico García Lorca, interpretada por la Compañía de Teatro de Tecomatlán. Eran mis maestros de ‘Teco’ quienes actuaban. En busca de teatros y espacios, el encuentro se va al Teatro Principal de la ciudad de Puebla al parecer en el año 2003 y en el 2005 el concurso se comienza a realizar en el Teatro La Paz de San Luis Potosí. Ahí se realizó hasta antes de la pandemia del Covid, cuando se suspendieron las actividades por razones sanitarias. Durante dos años no hubo encuentro presencial, pero Antorcha lo realizó de manera digital con grandes públicos viéndolo a través de las redes sociales. Para quienes hacemos publicidad, grabar las obras fue un desafío. Pero Antorcha lo hizo muy bien. En el 2023, se realizó en el Centro Cultural Mexiquense del Estado de México y al siguiente año regresó a San Luis Potosí. Ahora, el 28 de noviembre de 2025, el encuentro regresa a Tecomatlán, al gran Teatro “Aquiles Córdova Morán”. Se trata, como dicen, de una superación dialéctica, impulsada por el trabajo y la lucha de miles de antorchistas de todo el país.
Muchos ya han hablado del impacto educativo que tiene el teatro entre la gente. Esa es la razón por la que Antorcha lo impulsa no solo para hacer público para las puestas en escena, sino para que la gente (estudiantes, maestros, actores profesionales, amas de casa, obreros y campesinos) lo practiquen. Eso cambia su manera de ver la vida y de atacar los problemas tan graves a los que nos enfrentamos día con día, en un país dominado por el capital y cuidado por gobiernos que le sirven solo a los empresarios, que son los que explotan al mexicano común y corriente. Por todo eso, Antorcha dice: ¡vamos al teatro!
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