MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

A la patria en el día de la patria

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La dura situación por la que atravesamos la gran mayoría de los mexicanos debería traducirse en una inconformidad generalizada, en busca de una opción real que transforme su realidad y la de sus seres queridos. A lo que atribuyo que esto no suceda, al menos a la velocidad que se requiere, es:

Primero: al manejo ideológico a través de los medios masivos de comunicación, en voz de la cúpula del poder político. A decir verdad, los gobiernos anteriores lo han manejado con la misma, o incluso mejor, maestría. Sin embargo, la diferencia con épocas pasadas radica en que, como extensión del cuerpo humano mismo, hoy llevamos una pantalla pegada a la mano.

La situación mundial es complicada, pero en momentos como estos (y como los que se avecinan), Lenin y su partido lograron llevar a los obreros a la toma del poder, y gracias a ello, hicieron de su país una potencia mundial en todos los sentidos.

Segundo: lo abarcadores que han resultado los programas sociales de entregas directas de dinero, tanto por parte del gobierno en turno como del anterior.

Tercero: el pueblo no ve en el escenario político una opción nueva que le dispute el poder al gobierno actual y le garantice mejoras sustanciales.

De forma resumida, hay un control prácticamente total desde los ámbitos económico, político e ideológico, al grado que se requiere esfuerzo para detectar la navaja en medio del pan. Utilizan la máxima de Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler: “Una mentira dicha mil veces se convierte en una gran verdad”.

Y entonces, se nos repite mil veces, entre otras cosas, que no hay desabasto de medicamentos, que no hay corrupción, que no existe opresión, que ya no hay pobres, que vivimos en un país seguro y que no hay subordinación a los Estados Unidos.

Al pueblo no se le dice la verdad, y alguien tiene que decirla, porque la verdad nos hace libres.

En nuestra realidad social hay un elemento que embona perfectamente: la creciente deuda externa del país, acompañada de la entrega de apoyos monetarios directos. Se trata de una deuda grave, según organismos internacionales.

El 37 % de esa deuda la debemos a los Estados Unidos; después, a Alemania y, en porcentajes menores, a otros países, curiosamente todos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). A esto hay que sumar que el 80 % de nuestras exportaciones tienen como destino a nuestro país vecino del norte.

Es muy probable que ese país esté de acuerdo con la política de Bienestar, e incluso es posible que él mismo la esté financiando a través de la deuda. La pregunta sería: ¿a cambio de qué?

Ese mismo país ha declarado al crimen organizado como terrorismo extranjero. ¿Realmente le interesa acabar con las drogas en su territorio? ¿Qué intereses tiene en realidad? Recordemos quién nos quitó más de la mitad de nuestro territorio en 1848.

Los bloques de países, en preparación para un conflicto a gran escala, se están definiendo. Y nosotros debemos saber en qué bloque nos están metiendo; pero, más importante aún: ¿de qué lado nos conviene estar?

Estoy convencido de que a los mexicanos (pero sobre todo a los trabajadores de México) nos conviene estar del lado donde no nos exploten, ni nos expolien, ni nos asesinen. Nos conviene estar del lado correcto de la historia. Y la historia nos dice que no debemos estar del lado de los gringos, aunque nos quieran obligar económicamente.

No nos engañemos. La situación mundial es complicada, pero en momentos como estos (y como los que se avecinan), Lenin y su partido lograron llevar a los obreros a la toma del poder, y gracias a ello, hicieron de su país una potencia mundial en todos los sentidos. No menos importante, lograron derrotar al ejército nazi.

Preparémonos, compañeros; estudiemos y luchemos incansablemente por construir una organización política más fuerte. Que nuestra verdad llegue a todo el pueblo mexicano, para la defensa de nuestros intereses y de nuestra patria.

Les aseguro que, si logramos poner en pie esa gigantesca organización del pueblo trabajador, tendremos entonces y solo entonces verdadera atención médica gratuita y de calidad; valoraremos la seguridad y la vida humana por encima de todo, y alcanzaremos la soberanía suficiente para recuperar la dignidad y el respeto que merece nuestro México.

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