Como fue del dominio público, este lunes 6 de mayo, en una entrevista hecha por los medios de comunicación al presidente municipal de Miahuatlán de Porfirio Díaz, César Figueroa, sobre el despojo cometido por la policía municipal bajo su mando en contra de los estudiantes del albergue “Juan Manuel Celis Ponce”, el pasado 26 de abril, “molesto y altanero” —calificó la prensa—, reconoció sus actos ilícitos, argumentando que todo lo hace a nombre del pueblo miahuateco, agregando ahora que “tuvo el permiso del Gobierno del estado”.
Lo que intenta el alcalde es justificar su poco trabajo y ganarse a la gente diciéndole mentiras: el pueblo debe saber todas las arbitrariedades que está cometiendo por creerse superior a la ley.
Ya en mi artículo pasado, dije que este acto constituye el delito de despojo y demás que se configuren, señalado en el código penal del estado de Oaxaca, por entrar de manera violenta, arbitraria, autoritaria y unilateral en el inmueble. En otras declaraciones y en esta entrevista, el edil volvió a la carga, asegurando que no vivía nadie en el albergue, pero luego dijo: “esos jóvenes que ahorita andan entregándole volantes a la gente, ocupaban ese espacio para drogarse y hacer cosas ilícitas”.
Sin querer, reconoció que ahí vivían los jóvenes antes del despojo, hecho que le resulta molesto y por eso los acusa de drogadictos y delincuentes para justificar su abusiva acción.
Oportuna e inteligente, una reportera le interrogó por qué no denunciaba su acusación, a lo que contestó “no tiene sentido”, y no lo tiene porque es una acusación falsa, sin prueba alguna. Si en el albergue no vivía nadie, entonces ¿por qué mandó a un comando de treinta policías para tomar violentamente el edificio?
Por otra parte, hasta donde estoy enterado, la asociación civil del albergue y los estudiantes le han informado de manera puntual del acontecimiento a la Secretaría de Gobierno; no obstante, los funcionarios se han limitado a preguntar al edil cuál es su postura, a lo cual —según informan— ha respondido lo que ha declarado públicamente: que la acción se debe a que ese predio “es propiedad del municipio”.
La errónea asesoría jurídica que tiene el presidente lo lleva a confesar el delito del que le acusan los estudiantes de la FNERRR, pues aduce que fue a Catastro, al Registro Público de la Propiedad, a la Cámara de Diputados y asegura que no existe gravamen al predio. Pero los estudiantes no reclaman la propiedad, sino la posesión, lograda legalmente mediante un contrato de comodato para la construcción de su albergue.
Como nos podemos dar cuenta, lo que quiere el edil no es el predio. ¿Para qué querría un lote de unos cuantos metros? Su objetivo es apoderarse del edificio de los estudiantes, logrado a través de muchos años de gestoría y lucha. Algo que no les costó a las administraciones municipales pasadas, menos a la suya.
Decirle al pueblo que ese es su logro “recuperando un bien del municipio” no aplica para el edificio del albergue “Juan Manuel Celis Ponce”; la ciudadanía no se debe dejar engañar: el albergue que brinda hospedaje a estudiantes humildes es del pueblo miahuateco y sus alrededores, y está asignado legalmente para su administración a una asociación civil.
Lo que intenta el alcalde es justificar su poco trabajo y ganarse a la gente diciéndole mentiras; sin embargo, el pueblo debe saber todas las arbitrariedades que está cometiendo por creerse superior a la ley.
Ya Platón, en sus Diálogos, plantea que para el buen funcionamiento del Estado no basta con establecer los órganos del Estado, sino delimitar quiénes serían aptos para ocupar los cargos; estos deben ser personas probadas desde la niñez hasta el momento de su elección. Deben ser personas honradas y educadas.
El filósofo era categórico en afirmar que quien no estaba educado no podía elegir y menos dirigir las magistraturas. Hoy en día, quienes nos gobiernan no son los más capacitados y en Miahuatlán está el ejemplo.
En los tiempos del México actual, con los cambios en la política nacional, en la que Morena ha vuelto a concentrar los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo en una sola persona o en un solo partido, como en los años setenta del PRI, como dijo un decano del Derecho, ahora los gobernantes se recargan en el “yo soy la ley”.
Lo grave de todo esto es que esta práctica política la ejercen desde las más altas esferas y la replican hasta en las agencias y colonias. Por otro lado, la política social y económica que Morena viene aplicando, la cual, en términos de los “programas bienestar”, le ha dado buenos dividendos electorales —pues las familias necesitadas y sus allegados del partido lo reciben de buena manera y a cambio le entregan sus votos—, esto en detrimento de la inversión en la salud, en la educación y la seguridad, etcétera.
Esta política, sumada a factores externos, ubica a México ya en una recesión económica; si siguen así, la crisis se va a acentuar. Ya acabaron con las instituciones autónomas, cancelaron varios programas que sí beneficiaban a las familias y ahora están buscando a quiénes quitarles algo, como lo demuestra el despojo cometido contra los estudiantes por el presidente de Miahuatlán.
Creo honestamente que no habrá remedio, el autoritarismo seguirá avanzando y, ante la imposibilidad de responder a las necesidades del país, Morena comenzará por atentar contra la ley y contra los ciudadanos. ¿En Oaxaca se dan ya los primeros ensayos? ¿Es cierto que el presidente César Figueroa contó con la venia del estado? Lo desconozco, pero la postura del Gobierno Estatal no ha sido a favor de los estudiantes, a pesar de que los medios y la mayoría ciudadana miran claro el atentado contra la educación.
Esta acusación de drogadictos y delincuentes a quienes piden educación ya la había escuchado en otro momento contra otros estudiantes. Antes y ahora, ¿la directriz ha salido de la misma oficina?
El tiempo lo descubre todo, dijo Miguel de Cervantes Saavedra. Mientras tanto, los estudiantes y movimientos sociales debemos de aprestarnos para dar una lucha de largo alcance. El pueblo oaxaqueño es un pueblo rebelde, las manifestaciones están brotando de manera aislada por todos lados, a pesar de la mano dura del gobierno.
En mi opinión, lo que está pasando es que la caldera social está subiendo de temperatura, pero para que no explote, se requiere de la acción organizada de los agredidos. Debemos de afinar mejor las alianzas para dar la lucha con mayor éxito y así sacudirnos de los abusos de poder.
El Movimiento Antorchista se está preparando para ello, sabiendo que las condiciones van cambiando, el poder público es temporal y la crisis social puede hacer que las cosas den un giro de 180 grados, como lo demuestra la historia.
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