En el estado de Querétaro, la brecha entre el discurso oficial y la realidad social se hace cada vez más evidente. Mientras el gobernador Mauricio Kuri presume avances en desarrollo y progreso, cientos de comunidades marginadas siguen esperando lo más básico: agua potable, electricidad, caminos, escuelas y espacios públicos.
Frente a este panorama, nuestra organización, el Movimiento Antorchista, ha vuelto a alzar la voz, exigiendo no dádivas, sino derechos postergados por años.
Cuando un pueblo se organiza y exige justicia, ni el más pulido discurso oficial puede silenciarlo
La reciente decisión de Antorcha de posponer nuestra movilización responde a una promesa, a un compromiso firmado; funcionarios del gobierno estatal, encabezados por el subsecretario de Gobierno, Eric Gudiño, se comprometieron con más de catorce puntos de nuestro pliego petitorio, firmando una minuta en la que se plasman todas las acciones que se llevarán a cabo, que se traducirán en la inversión de 10 MDP en obra social, como primera etapa.
Sin embargo, nuestra postura como organización no deja lugar a dudas: no se trata de una tregua indefinida, sino de una pausa vigilante. Si no hay resultados tangibles en el corto plazo, la presión social volverá, y con mayor fuerza, y si es necesario, hasta el final de la actual administración.
Las exigencias no son desmedidas. Pedir electrificación, caminos dignos, viviendas seguras y acceso a agua y educación no debería ser motivo de protesta, sino parte esencial de cualquier administración responsable.
Estos temas han sido ignorados tanto por autoridades municipales como estatales, cuando el gobierno tiene la obligación de atender a las comunidades más olvidadas, pero en Querétaro, los pobres no son prioridad.
Mis palabras tienen sustento. Según el Coneval, en 2022, 33.8 % de la población de Querétaro vivía en situación de pobreza, es decir, más de 825 mil personas.
De esa población, 7.2 % (alrededor de 176 mil personas) vivía en pobreza extrema. Además, el 15.4 % de la población carece de acceso a los servicios básicos en la vivienda, y el 17.3 % carece de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad.
En colonias y comunidades marginadas de municipios como Corregidora, El Marqués, Pedro Escobedo y la Sierra Gorda, los rezagos son claros. Según el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi, cerca de 35 mil viviendas en Querétaro no cuentan con agua entubada, y más de 20 mil no tienen drenaje. En muchas de estas zonas, ha sido Antorcha la única organización que ha levantado la voz para exigir lo que debería ser una garantía constitucional.
Tenemos crudas experiencias: en el pasado ha habido compromisos con los más pobres de nuestro estado, hemos escuchado promesas, hemos buscado y privilegiado el diálogo antes que la confrontación, hemos sido pacientes, pero todo tiene un fin.
De haber sido la firma de esta minuta un compromiso hueco y sin intención de hacerlo realidad, los Antorchistas denunciaremos con más fuerza y con mayor intensidad las injusticias que se viven en Querétaro.
El gobierno de Mauricio Kuri tiene ahora la responsabilidad de demostrar que su palabra tiene valor. Porque si no hay acciones concretas, las movilizaciones no solo volverán, sino que contarán con la fuerza acumulada de años de rezago e indiferencia.
Y cuando un pueblo se organiza y exige justicia, ni el más pulido discurso oficial puede silenciarlo. Queridos compañeros, no bajemos las banderas; sólo descansemos el brazo y esperemos que la realidad nos diga hacia dónde nos dirigiremos.
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