Calles sin pavimentar, falta de servicios básicos y miles de familias en condiciones precarias contrastan con la imagen oficial de progreso
Mérida, la Ciudad Blanca, llamada así por sus edificios de piedra caliza, es una ciudad colonial que combina historia, cultura maya, arquitectura, seguridad y alta calidad de vida, según las autoridades gubernamentales.
Pero al alejarse del centro y adentrarse en sus entrañas, sobre todo en el sur, el panorama es completamente distinto: calles sin pavimentar, inundadas, sin luz eléctrica, y con una calidad de vida baja. Sus habitantes carecen de lo más elemental para subsistir, y necesitan poco más de ocho mil pesos para sobrevivir en esta “Ciudad Blanca”. En realidad, en Mérida, muchas personas no viven bien.
Rezago en la capital
Según el Informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2024 de la Secretaría de Bienestar, Mérida presenta un rezago muy bajo en términos generales. Sin embargo, al desglosar los rubros de vivienda y servicios básicos —como agua potable y luz eléctrica—, las cifras revelan carencias importantes que las autoridades intentan minimizar, pero que persisten en las colonias.
El informe revela que, en 2020, 82 mil 68 personas vivían sin acceso a servicios básicos en la vivienda, mientras que 44 mil 999 habitaban en condiciones inadecuadas en cuanto a calidad y espacio de vivienda.
La pobreza en la ciudad se clasifica como moderada o extrema, pero sigue siendo pobreza. Miles de familias viven en condiciones infrahumanas, mientras se promueve una imagen limpia y moderna desde el centro. Es bien sabido por los yucatecos que, en la periferia, sobre todo en el sur, existen cinturones de pobreza ignorados por los gobernantes.
En total, Mérida tiene 241 mil 515 personas en situación de pobreza: 213 mil 943 en pobreza moderada y 27 mil 572 en pobreza extrema. Muchas de ellas carecen de vivienda digna, servicios y la infraestructura mínima necesaria para llevar una vida digna. Aunque sí hay inversión pública, no llega a las zonas que más lo necesitan, sino a aquellas que generan mayor rentabilidad económica.
En 2022, la inversión en obras básicas fue mínima: 1.5 % en agua potable, 5.2 % en drenaje y letrinas, y 10.3 % en electrificación. El dato preliminar de 2023 muestra apenas un 2.5 % en estos rubros.
“Vivimos en el olvido”
Con voz entrecortada, Emilia Alejo González denunció la situación de abandono en la colonia Jacinto Canek, ubicada a 40 minutos del centro de Mérida. Es una de las muchas colonias sin servicios básicos, olvidadas por los gobiernos salvo en épocas electorales.
“Nosotros no tenemos agua potable; los que vivimos aquí no tenemos agua potable, y aquellos que no habitan su terreno, sí lo tienen. No es posible”, dijo Emilia.
Los vecinos han mejorado sus condiciones de vida gracias a su propio esfuerzo y organización. Sin embargo, aún carecen de lo elemental: agua entubada, calles pavimentadas, luz eléctrica.
“No tenemos luz eléctrica; nos tienen abandonados. Le pido al señor gobernador que nos eche un vistazo. Cuando dimos el voto a usted, con mucho gusto fuimos; hoy le pedimos que se ponga la mano en el corazón y nos mande a poner agua potable, la luz”, expresó.
Con las lluvias, las calles sin pavimentar se convierten en lodazales que dificultan el paso. “No hay luz, las calles están oscuras, luego salen culebras, hay niños, pedimos que nos voltee a ver, señor gobernador”, reiteró.
Las familias han encontrado en el Movimiento Antorchista una alternativa para mejorar sus condiciones, y aseguran que, hasta ahora, es la única organización que les ha prestado atención.
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