MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En Bocoyna claman por empleo, infraestructura y atención oficial

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  • Siete de cada diez habitantes viven en pobreza, lo que obliga a cientos de familias a migrar, 

Bocoyna, Chih. El municipio serrano de Bocoyna es hoy un reflejo de la pobreza que aún lacera al estado de Chihuahua. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), más del 56 % de la población de la Sierra Tarahumara vive en situación de pobreza, y en municipios como Bocoyna la cifra se eleva hasta cerca del 70 %, con miles de familias sin acceso a servicios básicos, salud, educación de calidad ni un empleo bien remunerado.

En las comunidades rarámuris y mestizas de este municipio, como en gran parte de la Sierra Tarahumara, los hogares enfrentan carencias severas; las escuelas carecen de aulas dignas y maestros suficientes; los centros de salud son escasos y sin medicamentos, y las carreteras están en pésimas condiciones, lo que dificulta el traslado de enfermos o productos agrícolas.

“Cuando mi hijo se enfermó, tuvimos que ir hasta Creel porque aquí no había doctor; perdimos un día entero y gastamos lo que no teníamos”, relató María Teresa Ramos, vecina de San Juanito. Por su parte, Don José Chaparro, campesino de Bocoyna, lamentó: “Nos dicen que llegará una maquila desde hace años, pero nunca ha pasado. Lo único que nos queda es irnos a Juárez o Delicias a buscar trabajo”.

La migración se ha convertido en la única salida para muchos jóvenes y adultos; familias enteras se ven obligadas a trasladarse a Juárez, Delicias, Parral o la capital del estado, dejando atrás sus comunidades. Los programas sociales, lejos de ser una solución, apenas representan un alivio momentáneo frente a la falta de empleo y oportunidades.

Ante esta situación, el Movimiento Antorchista, a través de su dirigente seccional, Profesor Enrique Bautista, ha gestionado, de la mano de los comités de vecinos de la organización social, la construcción de escuelas, la rehabilitación del albergue estudiantil, medicamentos para los centros de salud, el mejoramiento a carreteras y caminos, la introducción de redes de agua y luz, así como proyectos productivos que generen empleo. Sin embargo, hasta la fecha, las autoridades no han dado respuesta.

Bautista ha subrayado que mientras las familias no tengan trabajo digno ni infraestructura básica, “la pobreza seguirá condenando a Bocoyna al abandono”. Por lo que indicó, se está preparando un plan de lucha para exigir atención del gobierno estatal y federal.

La deuda con este municipio serrano sigue pendiente: promesas incumplidas, comunidades marginadas y un pueblo que pide, no dádivas, sino oportunidades reales para salir adelante, puntualizó el líder social.

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