El nivel educativo de los mexicanos está cayendo. La capacidad creadora del país, también. México no figuraba entre los primeros países por solicitudes de patentes en el mundo y la tendencia es hacia abajo. Las patentes son los derechos que tiene alguien sobre una creación o invento. Para el año 2021 el Banco Mundial reconoció 1117 solicitudes de patente a México, que tiene 129 millones de habitantes, mientras que países con similar población o menos tuvieron: Corea del Norte, 26 millones de habitantes, 6937 solicitudes de patente; Turquía, 85 millones de habitantes, 8234 solicitudes de patente; Polonia, 36 millones de habitantes y 3377 solicitudes de patente. El organismo mundial también muestra en su portal oficial que la tendencia del número de inventos mexicanos va a la baja; vamos de mal a peor.
Si nos atenemos a que no somos una raza inferior sino una tan capaz como cualquiera, entonces lo que está fallando, lo que hace diferente el resultado entre la capacidad de innovar de otros países y y el nuestro es la preparación, las bases, que tiene la población para poder crear: la educación. Y la responsabilidad de esta en un país recae sobre el Gobierno. Hoy, en el segundo sexenio de Morena en el poder, recae sobre este gobierno. ¿y qué es lo que estamos viendo en la dirección de la educación pública en nuestro país? ¿Hay acaso un golpe de timón certero que nos dé esperanzas de que las cosas van a mejorar?
Lamentablemente la respuesta es no. Los niveles educativos en México están por los suelos: 56 por ciento de la población mexicana adulta estudió solo hasta la secundaria; 52 por ciento de la población entre 18 y 22 años no está inscrita en institución educativa alguna; los niveles de abandono escolar se mantienen altos en bachillerato y universidad con tasas que van del 9.2 al 8.5 por ciento, respectivamente (en nivel bachillerato Sinaloa es subcampeón nacional, con 14.5 por ciento de sus alumnos inscritos que no terminan el grado escolar. Solo es rebasado por Chihuahua, con 15.1 por ciento). (www.eleconomista.com, 25 de octubre de 2023).
Los resultados en evaluaciones sobre la calidad de la educación tampoco han sido alentadores: en la prueba PISA hemos sido tradicionalmente un país que aparece en los últimos lugares de comprensión lectora y razonamiento matemático y empeorando con cada nueva medición.
Y ahora comparemos este escenario con las medidas de atención del Gobierno a los malos números que presentamos: tarjetas con un poco de dinero, programa de La Escuela es Nuestra para atender algunas carencias menores de infraestructura y poco o nada más. Por otro lado, ha habido mucha pérdida de clases y recurrentes períodos más o menos cortos de clases “en línea” que normalmente presentan muchas deficiencias en nuestro país, para empezar porque muchos jóvenes de escasos recursos no tienen una conexión estable de internet en su hogar.
A esto hay que añadir que en estados como Sinaloa es muy grave la pérdida de clases por la violencia que atemoriza a la población; los jóvenes ya no asisten a la escuela por el temor de sus familias a que algo malo les ocurra al salir de casa. El día 23 de mayo pasado, por ejemplo solo 73 por ciento de la comunidad estudiantil asistió a las aulas en el estado, pero hay días y zonas en las que nadie asiste, como ha documentado profusamente la prensa local. Tan grave es el problema que ya hay diputados promoviendo una reforma a la Ley General de Educación en Sinaloa que obligue a las escuelas a impartir clases en línea por cuestiones de inseguridad.
Las luchas de los maestros, por otro lado, no siempre toman en cuenta las afectaciones a los educandos, y suspenden clases por largos períodos. En todo el país se afecta el nivel educativo de una u otra manera. Y en medio de este escenario catastrófico la presidenta Claudia Sheinbaum acaba de anunciar en la “mañanera” que va a dar una semana más de vacaciones a las escuelas como “regalo” a los maestros. Un despropósito.
Un país sin educación de calidad no tiene un futuro de desarrollo próspero; antes bien, seguirá colonizado de una y mil maneras, en el subdesarrollo, con altos índices de pobreza y con riesgo de ser cada vez más víctima de las políticas y ocupación, incluso territorial, de las potencias imperialistas. Mientras no organicemos a las mayorías para luchar porque la educación del país se dirija de acuerdo a los intereses populares no nos espantemos de que el horizonte pinte cada vez más negro.
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